Tal vez ya escuchaste de la GDPR, pero si no, presta atención: se trata de un nuevo reglamento que se aplicará a partir del 25 de mayo del 2018 en todos los países de la Unión Europea, en donde se le exige a toda empresa, plataforma o marca «tratadora de datos» (cualquiera que capte datos de terceros) que aplique una serie de buenas prácticas y obligaciones para que el usuario final otorgue legalmente sus datos a todos aquellos terceros que recopilen datos personales.
¿Qué es en sí la GDPR?
La GDPR es una ley que se ha venido preparando desde hace algunos años (desde el 2012, para ser más exactos), pero no fue sino hasta el 2016 donde el Parlamento Europeo realmente adoptó esta nueva ley, dando un tiempo «de gracia» para que toda empresa dentro del territorio europeo se pudiese adaptar a ella; terminado el tiempo de gracia, aquella «tratadora de datos» que no adopte las líneas exigidas por la normativa podrá ser multada hasta con 20 millones de euros.
De hecho, los denominados «responsables o encargados de tratamiento de datos» no sólo refieren a los establecidos en la Unión Europea, sino a toda empresa, marca u organización que hagan transacciones y tratamientos de datos con cualquier ciudadano o empresa establecida en la Unión Europea; en otras palabras, es algo que le concierne a todo mercado o país en el mundo que tenga relación con el continente europeo.
Las implicaciones de la nueva normativa
Por el contexto que todo esto implica, muchas de las prácticas alrededor del email marketing, y del marketing digital en sí, tendrán que evolucionar; al menos desde el tratamiento y captación de datos.
Por las exigencias de la GDPR, todos (y sí, realmente todos) se verán forzados a gestionar de manera más cuidadosa y precisa su base o bases de datos, además que desde el diseño del proceso del opt-in o captación de datos (como en una landing page) se deberán de tomar medidas de seguridad en extremo.
Claro está, que al ser los correos electrónicos y las bases de datos el motor del email marketing, la industria por sí misma deberá de evolucionar para estar en concordancia con las exigencias de la nueva normativa.
De hecho, más que ser algo negativo, pudiéramos pensar que la GDPR es una oportunidad única para llevar todo el proceso de tratamiento de datos de la mejor manera posible, ¿No lo crees?