“La nueva responsabilidad social la hacen las personas, no las marcas”
Cuando hablamos de responsabilidad social empresarial o de las marcas entendemos por ello, una serie de acciones voluntarias tendientes al mejoramiento social, económico y ambiental, por parte de una marca o empresa.
Esto no sólo le da un valor añadido a la empresa, sino que la hace mucho más competitiva, pues la posiciona como la opción más elegible frente al resto de los competidores y de toda la serie de actores que se encuentran en su mapa de negocio.
La comunicación, clave para la Responsabilidad Social
Hasta hace algunos años, estas acciones de responsabilidad social para una empresa eran unidireccionales donde, si bien se analizaba el sector o causa a atender o apoyar, no existían los canales ni la cultura ni la comunicación, que dieran cuenta del proceso al interior de la empresa o al público en general.
Eso se viene transformando desde un tiempo atrás al día de hoy. Las personas deben entenderse, ya no sólo como el público receptor de las acciones de voluntariado, apoyo o responsabilidad social de una marca, sino como un punto clave dentro de la misma acción de responsabilidad social.
Para que tomemos consciencia de la importancia del factor “persona” dentro de las acciones de responsabilidad social de la marca, necesitamos cambiar la mentalidad hacía el “dos punto cero”, lo que no significa compartir nuestros artículos referidos a la última donación o acción de reforestación en nuestra página Facebook o nuestra cuenta Twitter; debemos ir más allá.
Hay que integrar a las personas a través de los canales del mundo de las redes sociales, el email marketing y demás herramientas, y hacerlos partícipes de la acción, siendo ellos quienes marquen la pauta junto con la empresa sobre qué es lo que se debe hacer, cómo creerían que es la mejor forma de hacerlo, y que señalen qué es lo que es realmente importante.
La responsabilidad social 2.0 también se traduce en crecimiento de marca
El forjar una cultura de responsabilidad social y compartirla hacía nuestro público también tiene grandes beneficios en términos de crecimiento de nuestro negocio.
Por ejemplo, Nielsen Company, en sus distintos estudios sobre responsabilidad social corporativa -realizados a escala internacional entre miles de internautas en más de 50 países-, revela cifras interesantes que respaldan lo mencionado anteriormente:
En ellos, se ha sostenido que casi la mitad de los consumidores están dispuesto a pagar un extra por aquellos productos o servicios provenientes de compañías que desarrollan programas benéficos para la sociedad.
También se remarca constantemente que el perfil de los consumidores comprometidos socialmente son jóvenes (menores de 40 años). Se mantienen informados ya que son asiduos participantes en las redes sociales, consultando decisiones de compra y preocupándose por problemas medioambientales, educativos y relacionados con el hambre
De esta forma, debemos entender que la nueva responsabilidad social la hacen las personas, no las marcas. Si conjugamos a los actores y logramos transformar esa comunicación social online a acciones offline, estaremos realmente generando un cambio, pasaremos de tener un valor empresarial a tener un valor compartido.